Hay diferentes géneros, como diferentes son las
personas que dan rienda suelta a sus
manos sobre las teclas. Cada uno pincela sus mundos en base a las ideas que le
surgen, y esas ideas aunque no lo pretendamos suelen surgir dependiendo de
nuestros gustos y aficiones.
El que escucha heavy metal y adora los tatuajes, no
dudará ni un solo segundo en mostrarlo en sus letras.
El que es músico, pincelará sus letras con la forma
de crear y de entender la música.
El que es aficionado a leer sobre fantasía, creará
mundos irreales que parezcan reales y hablará de universos que le marcaron.
Pero por encima de todo, está aquello que nos hace
distintos los unos a los otros. Nuestra forma de expresarnos, los sentimientos que volcamos en nuestras letras, las situaciones que viven nuestros personajes, su pasado, aquello que les aterra, que les motiva, que les hace dudar...
Alguna vez os habéis preguntado:
¿Qué
es realidad y qué es ficción en nuestras letras? ¿Qué hay de vosotros en vuestras
historias?
Aquellos que escribimos ¿Lo hacemos consciente o inconscientemente?
La mejor forma de transmitir algo a alguien es hablar sobre seguro. Hablar sobre lo que conocemos, para que suene lo más realista posible.
Aquellos que escribimos ¿Lo hacemos consciente o inconscientemente?
La mejor forma de transmitir algo a alguien es hablar sobre seguro. Hablar sobre lo que conocemos, para que suene lo más realista posible.
Cuando nos enfrentamos a la hoja en blanco e
inventamos el universo que queremos plasmar, hay mucha ficción, pero también pinceladas de nuestro mundo más cercano. Nuestra ciudad, nuestro pueblo, aquellos lugares que hemos conocido en distintos viajes realizados...
Cuando creamos el identikit de nuestros personajes: su físico, su carácter, su forma de vestir, la música que escuchan, las películas que les encantan, sus aficiones…Seguro que más de uno nos dejamos llevar, e imprimimos mucho de nosotros mismos a nuestros personajes. Quizás no en el físico sino en todo lo demás...
Cuando creamos el identikit de nuestros personajes: su físico, su carácter, su forma de vestir, la música que escuchan, las películas que les encantan, sus aficiones…Seguro que más de uno nos dejamos llevar, e imprimimos mucho de nosotros mismos a nuestros personajes. Quizás no en el físico sino en todo lo demás...
Aquellos lectores de nuestras letras que tengan el
placer o la desgracia (:P) de conocernos en persona, podrán constatar si lo que han
leído corresponde a la realidad, e intentarán averiguar si nos parecemos o no a
nuestros personajes.
Nuestros grupos de música preferidos, nuestras
canciones imprescindibles: banda sonora de nuestro día a día, nuestra forma de
vestir o cómo nos gustaría vestir, nuestras fobias, nuestra manera de sentir y percibir el mundo, nuestro carácter, el corte de pelo, los tatuajes de nuestros personajes: esas marcas que
los hacen originales y su significado…
Y aquello que no se ve a simple vista pero que
llevamos dentro. Nuestras heridas, nuestros temores, nuestros sueños, lo que nos hace felices,
nuestros complejos…
Aunque no nos conozcan, aquellos lectores que se
lanzan al mar de nuestras palabras: ¿Descifrarán los mensajes ocultos? aquellos
que nuestro subconsciente derrama en las letras sin que nosotros nos demos
cuenta…
Aquello que enmascaramos para intentar difuminarlo…
¿Será por ese motivo por el que a veces tenemos
tanto miedo a que nos lean cuando mostramos un texto a otra persona?
Tenemos miedo a que nos puedan conocer y descubrir
las claves para hacernos papilla el corazón…porque somos conscientes del porcentaje de realidad en nuestras letras por muy fantástico e irreal que sea el universo que hemos creado...
¿O somos tan buenos mentirosos que nadie sabe
realmente lo que sentimos de verdad cuando escribimos?
Como lectores ¿os preguntáis qué cosas serán reales de lo que tenéis entre manos, qué de todo lo que os cala hondo serán sentimientos del propio autor, aquello con lo que sueña su personaje principal es aquello que le falta en la realidad?
Como escritores ¿dotáis de vuestra realidad, de
vuestros sueños y aspiraciones, de vuestros anhelos más oscuros a vuestros
personajes? ¿O bien preferís que no tengan nada que ver con vosotros mismos?
Yo…
Quizá lo haga…Quizás no…
Tendréis que averiguarlo…
¡Leyendo!
Como lectora sí que a veces pienso que hay algo de la vida de cada escritor en cada libro que escribe, y como escritora... Bueno, no he escrito mucho y menos que haya leído mucha gente, pero sí que me gusta darle un toque de realidad, aunque sea un pequeño guiño, me gusta que lleve algo de mí :)
ResponderEliminarQué preciosa entrada, Beka, creo que indudablemente lo que escribes lleva siempre mucho de ti, no tanto de identificación, como de tus gustos, tus emociones, desde luego tus fantasias. Y pienso que también aciertas al preguntarte si por eso duelen tanto las críticas, siempre va a doler que "desagrade" aquello que tú amas. Pero no queda otra que asumirlo ;)
ResponderEliminarComo lectora, en cambio, no suelo ser cotilla y solo me quedo con si me gusta o no me gusta lo que veo. Un beso grande, Beka!
Buen planteamiento, Becka. Cómo lectora no me pregunto si hay o no realidad en la ficción que estoy leyendo, a menos que un mismo autor o autora repita el tema de fondo en varias novelas o sus distintos protagonistas tengan personalidades similares. Entonces es evidente que hay algo de su realidad o de sus sueños en sus ficciones. Y como escritora... pues admito que sí hay partes de mí en algunos personajes, aunque no siempre incluyo esas realidades, sueños o frustraciones de forma consciente, sino que surgen sin que me dé cuenta y acabo descubriéndolo después, mientras estoy con las correcciones. Creo que es inevitable. Por mucho que inventemos y que nuestra imaginación sea prolífica, los escritores nos alimentamos de nuestras experiencias, lecturas, observaciones de la gente que nos rodea... Lo importante es que sepamos enmascararlo de manera que el lector no se percate de ello, que cuando lea una historia se olvide por completo de quién la ha escrito y no se plantee si eso tiene parte de la realidad del autor.
ResponderEliminarVengo con retraso a comentar y eso que leí la entrada hace días...
ResponderEliminarEs preciosa, amiga, me encanta esa reflexión sobre nuestros escritos. Yo también soy de las que piensa que tras ellos se esconde buena parte de nosotros mismos, es maravilloso, pero al mismo tiempo también asusta. Le estamos abriendo nuestra alma a los otros, y esto nos hace sentir indefensos.
Y ya lo hemos hablado alguna vez, pero existen denominadores comunes en nuestras letras que ayudan a que al lector atento le llegue todavía más.
¡Un abrazo!