Esta semana quiero hablaros de las redes sociales y de su poder de atracción-distracción.
Facebook,
Instagram, el pajarito azul, etc, etc…¡sin añadir los WhastAap, claro!
¿Cuántas
veces os ha sucedido eso de querer poneros a escribir y ¡zas!, mensajito al
canto?
A ese mensaje le sigue otro mensaje, mirar lo que ha
publicado fulanito, que te siga menganito y no tengas ni puñetera idea de quién
es, cotillear aquí, allá, y…
¡Cuándo te quieres dar cuenta ha pasado una hora!
Esa hora que ibas a utilizar para ponerte con esa
idea súper chula que tenías en mente…fius, fuiiuussus, se fueee…
Compaginar el escribir con las redes sociales a
veces resulta imposible…
Como escritor está genial interactuar con los que te siguen y con otros escritores,
por eso de compartir paranoias y miedos pero ¿sabemos decir basta?
Yo soy de las que debo poner el móvil en silencio
para no distraerme demasiado, sobre todo en los meses de Nanowrimo, porque entre la música que escucho al escribir que me
lleva a universos paralelos al intentar seguir el ritmo, la voz, las notas de
guitarra con los dedos, entre las fotografías del fondo de pantalla del
ordenador que a veces más que inspirar me distraen y transportan a otros
mundos, ejém, ejém, ya me entendéis, y los plin-plin,
a “x” le gusta tu foto, y esas cosas…
Ains…voy a tener que buscar nuevos recursos…
Porque claro, estas fundas tan geniales para el
móvil que tienen ventanita es un querer y no poder.
Porque cuando te llega un
mensaje o alguien ha respondido a algo que has dicho, o lo que sea, tu móvil se
ilumina a través del rectángulo, y entonces tus ojos dejan de estar fijos en la
pantalla del ordenador, y…¡oh, no! Peligroooo!
¡Caes con todo el equipo!
«¿Quién será? ¿Qué me habrá dicho? ¿Habrán
compartido? »
Una miradita que te dices a ti misma que será muy
rápida, más fugaz que la velocidad de la luz, pero nooooo…
¡Y cuando quieres darte cuenta han pasado veinte
minutos!
Y entonces la puerta se abre, tu chico llega del
gimnasio de hacer Kick Boxing y a ti
se te queda la cara de idiota porque el tiempo que tenías para escribir ha
desaparecido como por arte de magia. No sabes ni cómo ni porqué, pero ya no
puedes seguir, tienes que salir de casa, meterte en la rutina con las visitas
establecidas, y claro…dejar ese mundo en el que habías puesto un par de letras,
medio párrafo, un poco de diálogo.
Sacar ese medio pie que habías metido en tu mundo
paralelo, y volver a la realidad con una insatisfacción propia del que se queda
a cuatro velas. Sí, sí, con un calentón de la leche, después de una sesión de
magreo y morreos que se han quedado solo en eso porque no ha dado tiempo a más…
Entonces gritas para ti misma (por eso de que no
piensen que estás loca):
¡Putas redes sociales!
Y tu chico te pregunta por tu cara de mosqueo…Porque
aunque tú creas que no te conoce, lo hace…
—¿Qué te pasa? ¿Cuánto has escrito?
—¡Una mierda he escritoooooo!
—¿De calidad? —pregunta confundido…
—¿De cantidad?
Y entonces alza las cejas, y después de reírse en tu
cara te dice eso de…
—Ves, por tener redes sociales…yo no tengo Facebook
ni na’ de eso y me da tiempo a todo…
Y entonces sacas tu artillería, esa mirada de
guerrera celta cabreada, y tras volver a sonreír te aconseja:
—Quita los datos de redes mientras escribes…Si es
importante te llamarán por teléfono…
Y aquí estoy yo, reflexionando sobre su consejo
(porque seamos realistas: lleva mucha razón), porque desde que acabó el Nanowrimo soy incapaz de ponerme a
escribir de forma seria.
Estoy como desinflada, como falta de energía, y
tengo que escribir un relato con deadline
de entrega, y quiero dar lo mejor de mí porque participar en ese concurso sería
una gran oportunidad, y claro…
¡Con las RRSS es imposible! Porque son como una
droga…creo que es la única verdad que han dicho en los telediarios en todo lo
que va de año.
¿Vosotros
cómo lo hacéis?
¿Apagáis
el móvil?¿Quitáis los datos? ¿Lo escondéis?
Esto último es algo que he llegado a pensar muy
mucho… Meterlo dentro de una caja y que mi chico se lleve la llave o algo… no
sé…
Que el portátil en el que escribo no tenga conexión
a internet ni por wi-fi, para estar
libre de virus, es una de las mejores decisiones que he tomado en mi vida, pero
ahora tengo que tomar otras…porque no puedo seguir así.
¡Tengo que escribir! ¡7 páginas máximo! Yaaaaaa!
¿De qué me sirven los planificadores de mi querida
Mireia si después me dejo caer en los brazos del Morfeo 2.0.?
Creo que en la época de las máquinas de escribir, y
la falta de redes sociales, el interné y todo lo que conlleva, la vida del
escritor era más fácil. Mucho más solitaria, sí, pero más productiva…¡seguro!
Pero he de ser sincera, la culpa no es de las redes
sociales, la culpa es mía que me distraigo hasta con el vuelo de una mosca, si
en vez de pasar una vez por delante de mí, pasa dos…¿por qué habrá sido?
¡Un abrazo!
¡Hasta la próxima semana!
Jajajajaja, cómo te entiendo.
ResponderEliminarÁnimo y a escribir.
Besazo
¡Ay, las redes sociales! :P Yo reconozco que soy bastante disciplinada. Me pongo horarios y los cumplo, por eso suelo agrupar mis respuestas: cada hora y media de trabajo: té o café y media horita de procrastinación. Eso, entre semana. El fin de semana.. eso es otra historia, pero también podrías dedicarle un post, porque mientras más "tiempo libre" tengo, ¡menos hago! Un abrazo, preciosa y a disciplinarse un poco. :*
ResponderEliminarTu chico tiene más razón que un santo, jejeje, yo como se me olvida encender el móvil o volver a poner el sonido y le quité todas las apps de redes sociales (menos ws) pues ná, pero el portátil es muy peligroso que siempre lo tengo a mano porque escribo con él :D
ResponderEliminaren mi scriptorium ;) no llega el wifi, así que me meto ahí cuando quiero avanzar de verdad
:D
mil besos!!!
Jo, como encienda el ordenador... se acabó escribir!!! Es una mierda! pasas más tiempo en las redes que escribiendo! Totalmente de acuerdo contigo en todo!!! Muacks!"
ResponderEliminarParece que todas estamos en el mismo saco, pero creemos que nosotras sí conseguimos apartarnos bastante de las redes (al menos tres o cuatro días). Eso sí, será porque solo entramos a través del ordenador y quizás es más sencillo resistir la tentación que con el móvil.
ResponderEliminar¡Ánimo!
De todas formas, el método de una de las dos (la mía), es escribir de las cinco de la madrugada a siete y media, que las redes no están casi activas.
¡Gracias a Dios no soy la única!Yo he optado por dejar el móvil en el bolso, en el perchero de la entrada. Cierro la puerta de la oficina y no estoy para nadie, como lo tenga cerca no avanzo.
ResponderEliminarLo suscribo al 100%... Voy a tener que quitar los datos hasta del DNI...
ResponderEliminarJajaja, como me he reído y que identificada, si es que cuando una cae en la tentación de entrar en las redes el tiempo se pasa volando y una no ha hecho nada de nada, y piensas... "¿Cómo? No puede ser, no he podido estar dos horas navegando si hace nada que he entrado" jajaja. Vas a tener que seguir el consejo de tu chico, o intentar ser fuerte y no sucumbir en la tentación de entrar, así que ánimo y suerte, que me parece que en esto de las redes estamos muchas igual en el mismo lote ;)
ResponderEliminarBesos!
Jajajajaj no sabes como me he sentido identificada con tu post. Las redes sociales son un "demonio" en forma de comentario, me gusta o retuiteo que te tiene dependiente del móvil. No puedo darte consejos porque estoy como tú, solo que a mí me pasa cuando estudio... En fin que paciencia y sí, mejor quita los datos del móvil.
ResponderEliminar¡Un abrazo!