Un blog no es nada sin sus seguidores, eso es algo
que tengo muy claro desde que abrí el primero. A ver, si es algo, es un rincón
donde un loco (en este caso una loca) escribe sus paranoias, literarias o no
literarias, sea cuál sea el género de estos desvaríos. Es una especie de libro
abierto al público y gratuito donde escribes tus demonios e intentas hacerlos
más pequeñitos.
En mi caso me gusta mucho exorcizar esos demonios en esta
ventanita virtual porque siempre acabo encontrando a alguien que me firma, que
me lee, que me acompaña en mi locura y eso es algo de agradecer.
Por lo que…
¡Mil gracias por acompañarme siempre!
De esas personitas que están al otro lado de la
línea, hay personas que con el paso del tiempo se convierten en especiales, en
personas inspiradoras, en almas gemelas que son capaces de traspasar las
distancias y este velo virtual que nos separa, y plas, se teleportan a tu lado y te
llenan de magia, de sonrisas y de abrazos infinitos.
Como diría mi querida Mara Oliver, son almas afines.
Y hoy quiero hablar del poder, mágico e invisible,
que tienen esas personas especiales para hacerte resurgir en los malos
momentos, en los días de bajón, o esos días en los que aunque sonríes no lo
haces con la misma intensidad que otros. Aunque no te suceda nada malo, aunque
no tengas motivo ninguno para estar mal, simplemente un día amaneces un poco
gris y punto.
De todas las personas que me rodean que son muchas,
tengo muchos amiguitos virtuales e importantes, hay tres que tienen un poder
especial. Porque es como si pudieran verme por un agujerito pequeñín y sentir mi
estado de ánimo en todo momento, y llegan en el instante inesperado para
sorprenderme.
Una es Ana Nieto, que siempre está ahí, aunque esté
ocupada con mil cosas. Ella pregunta: ¿qué tal? Por si acaso las cosas van mal.
Siempre se preocupa, nunca dice que no a mis locuras, y me demuestra mi apoyo
de mil maneras que sería imposible contar aquí por falta de tiempo y adjetivos.
Es mi sweetheart, no tiene este
calificativo solo porque seamos dos locas enamoradas de cierto vampiro llamado Niklaus
Mikaelson. Aunque como ella sabe no nos pelearemos, hay más donde elegir...xD
Otra es Isabel de Río, que es bruja o vidente. Aún
estoy debatiéndolo. Que me manda fotografías y videos de mi sobrinito para
alegrarme el día o la tarde con una sonrisa tierna, angelical e inocente. Y
entonces me doy cuenta de que a veces los ángeles si existen. Tanto en el cielo
de nuestra alma y en nuestras venas, como en nuestra realidad. Aunque estén a
muchos kilómetros de distancia. Siempre están ahí, cerquita. Aleteando en el
momento justo, aunque tengan un montón de cosas que hacer, aunque las cosas no
les vayan bien. Y ella es my angel.
Y la tercera es una personita súper especial que ya
he nombrado al comienzo.
Mara Oliver, mi bromance, la que con sus frases inspiradoras, sus consejos y
comentarios, y las respuestas a mis mensajes en su blog, consigue sacarme
sonrisas enormes y elevarme. Levantarme del suelo cuando me caigo, ya sea en
primavera, en verano, en otoño con palitos de santo, manzanas de caramelo y
hojas marrones, o en pleno diciembre en los días de frío y lluvia.
En uno de sus últimos mensajes me dijo que era
escritora pero también mujer, que yo creaba, amaba, respiraba literatura y
exhalaba palabras. Y no sabéis lo que significaron para mí esas palabras porque llegaron anticipando la tormenta. Esas pequeñas tormentas de nubarrones negros que se posicionan sobre nuestra cabeza para hacernos dudar.
En una de sus últimas respuestas, Mara también me regaló una
palabra especial:
SCRIPTURIENT: Que define a alguien que tiene
pasión por escribir.
Y entonces, ese momento de bajón que me sacudía,
esas dudas que a veces se apoderan de mí sobre si estoy haciendo algo que
realmente merece la pena o malgastando mi vida, se esfuman.
Se van como vinieron, porque me doy cuenta de que
sí, de que soy escritora aunque muchos no lo entiendan o no lo vean así. Aunque
muchos se piensen que estoy jugando a ser algo cuando en realidad no soy nada. Entonces
me percato de que escribo con pasión porque escribir me da la vida.
Porque escribir es mi vida, no mi medio de vida pero
si lo que me hace sentir viva. Y al final, pensándolo fríamente, deberíamos
catalogar las cosas importantes como aquellas por las que respiramos.
Si respiramos gracias a algo: es una cosa
importante.
Si nos asfixia y nos impide respirar, y ser lo que queremos ser: no lo es
realmente.
Y sé que hay personas cuyo medio de vida les asfixia y
les debilita.
Por lo tanto ¿cómo no sentirme afortunada cuando
empleo mi tiempo libre en algo que me hace sentirme plena?
Porque aunque a momentos sintamos que desfallecemos,
si lo que hacemos nos ayuda a seguir en pie, a soñar, a sentirnos completos,
vivos, locos, excitados, enérgicos, a sonreír, a desvariar, a cantar a grito
pelado… entonces vamos por buen camino, lectores.
Aunque lo veamos todo negro. Vamos por el sendero
correcto.
Pensad que siempre tendremos a la música para
recomponer nuestra alma, una buena lectura que nos anestesie, o mucho mejor:
PERSONAS INSPIRADORAS y sus PALABRAS ESPECIALES y gestos bonitos, que
nos devuelvan los latidos que nos faltan para seguir respirando con normalidad.
¿Y vosotros? ¿Sentís a veces que lo que hacéis no es
lo que deberíais hacer? ¿Que no valéis realmente para eso que ocupa vuestro
tiempo libre?
Escritores, ¿alguna vez habéis dudado cuando pensáis
en las personas que os rodean y su forma de miraros cuando decís que escribís?
Para despedirme…
¡Un brindis infinito por esas personas especiales
que nos devuelven las sonrisas!
¡Que nunca nos falten! Porque sin ellos la vida
sería demasiado gris, demasiado llena de dudas…
¡Un abrazo brumoso!