ENAMORARTE DE LOS PROTAGONISTAS DE LAS NOVELAS

¡Queridos lectores!

Como habréis adivinado por el título, el artículo de hoy va de ese enamoramiento tonto que nos entra cuando leemos una novela.

¿Cuántas veces os habéis enamorado de los protagonistas de las novelas que habéis leído? ¿Cuántas veces habéis sonreído como tontos al leer para después suspirar de amor? 

¿Ya las habéis contado? ¿Os habéis perdido? Yo definitivamente me perdería, no tendría dedos de las manos para contar…

Y como escritores… ¿Cuántas?

Como lectora de libros de romántica me he enamorado de unos cuantos protagonistas. Sin embargo le daría de leches a un mayor porcentaje porque no han terminado de caerme del todo bien, incluso a algunos los he odiado. Por eso he decidido que a partir de ahora solo voy a leer a mis autoras/es fetiches. Porque solo ellas/ellos consiguen hombres y mujeres de los que vale la pena enamorarse. Y en cosas del amor soy de las que no les gusta perder el tiempo.

Porque si no es para siempre ¿para qué nos vamos a enamorar?

Recientemente, pasé la madrugada leyendo y corrigiendo mi propia novela. Una ambientada en Irlanda que escribí hace ya bastantes Nanowrimo y con la que os di la coña por aquí en su debido momento. 

La he imprimido, la he encuadernado, y ¡ya parece un libro! ;-) ¡no te disperses, Beka!

Después de releerla al completo con el bolígrafo rojo en la mano y el ceño fruncido, página a página he vuelto a revivir sensaciones. He vuelto a enamorarme de mis protagonistas, de la dulce A con ese toque de mala leche que solo ella podía tener, del frío R que al final es todo amor y de su magnífica voz que me robó el corazón desde que le escuché por primera vez. 

—¿Sabes que no existe? —me grita una voz.

—Shhh! Que ahora estoy en mi burbuja… —contesto yo.

Porque sí, R no existe y no sé cuál es su voz, aunque pueda imaginármela en mi cabeza, no sé cómo suena, pero sí cómo me gustaría que sonase si entro en un bar de Irlanda y le escucho tocar. 

Y no solo me he enamorado de los protas, sino que también me han encandilado algunos de los personajes secundarios que lanzan dardos envenenados de los que a mí me gustan y sacan más de una sonrisa, y de cada una de las canciones que forman parte de la banda sonora de este universo ficticio que cada vez cobra más realidad dentro de mí. 

Porque sí, soy sincera, aún quedan muchas correcciones que hacer porque cada día me vuelvo más crítica conmigo misma, y mucho más desde mis clases con Isabel del Río, y el Curso de Narrativa que di con Francesc Miralles y Sandra Bruna Agencia Literaria, por lo que todavía le queda trabajo para que quede como quiero, para que enamore a los lectores como a mí me enamoran las historias de mis autores adorados. Pero ahí va…pasito a pasito.

Es normal, como autores, enamorarnos de nuestros propios protagonistas y de los secundarios que conforman nuestro universo literario, que no quede amor por esconder, porque algunos se merecen incluso más amor que algunos de los protagonistas ¿verdad? Como nuestros niños que son, con sus virtudes, defectos y encantos, al final es inevitable no caer rendidos a sus pies.

Pero lo que más me gusta de enamorarme de ellos, y de los personajes que descubro a través de otros autores, ¿sabéis lo que es? La cantidad de amores que vivo y que guardo en mi corazón viviendo una sola vida.

Porque sí, no me avergüenza decirlo, sé que esos personajes me acompañarán de por vida. ¿A vosotros no os ocurre esto? 

Si de verdad consiguen entusiasmarnos tanto como para robarnos el corazón al completo durante la lectura o escritura, una parte de ellos siempre quedará grabada a fuego en nuestra alma. Y nuestro corazón será en parte suyo. 

Hay una parte de nuestro corazón destinada a nuestro amor verdadero, a nuestra familia y amigos, y luego está la parte que dedicamos a los protagonistas de las series, películas y los libros que más nos gustan, ya sean estos últimos escritos por otras personas o por nosotros mismos.

¿Cómo olvidar a Jax Teller o a Opie? (Sons of Anarchy)

¿Cómo olvidar a Declan y Anna? (Leap Year)

¿Cómo olvidar a Melanie y Jake? (Sweet Home Alabama)

Cómo olvidar a los personajes creados por Isabel del Río, Carmen María Cañamero, Olga Salar, Anna Casanovas, Mara Oliver, Marisa Sicilia, María José Tirado, Rocío Carmona, Francesc Miralles…entre muchos otros…

La frase más bonita que alguien me ha dicho al leer un relato mío ha sido: Es como si te reencarnaras y te enamorases una y otra vez en cada historia de amor que escribes.

Y la verdad es que esa personita especial dio en el clavo.

Porque cuando escribo mis propios relatos y novelas, siempre me enamoro de mis personajes. Y es un amor verdadero. De ese que es para siempre y que no desaparece nunca, aunque crezcan y evolucionen por si solos, aunque al escribir disten mucho de aquellas fichas que yo preparé con tanto mimo antes de comenzar a escribir.

Porque he de reconocerlo, me empiezo a enamorar de ellos cuando los voy preparando y dando vida en esas fichas de folios de colores, cuando comienzan a susurrarme diálogos que voy apuntando en la libreta adjudicada al proyecto, cuando sueño con ellos y sus miradas en mitad de la noche, cuando me despierto y aún sigo recordando todo lo que me han querido decir entre los mundos oníricos aunque la mitad se me haya olvidado con el primer café de la mañana.

Me enamoro de ellos, del amor que nace entre ellos, de la historia que va surgiendo, porque llevan un pedacito de mí, de las personas que me rodean, de la gente a la que quiero o que por alguna razón me ha inspirado para escribir. Porque en sus gustos llevan parte de la música que escucho, porque al final son tan freaks en algunas cosas como yo misma, y porque son tan míos que es imposible no enamorarme y no quererlos.

Y encima me regalan la oportunidad de vivir un amor nuevo, de vivir más amores que de otra manera no viviré nunca. De sentir cómo mi corazón se expande, cómo mis labios sonríen, mis ojos lloran, mis manos tiemblan por las dudas y la expectación, cómo las mariposas revolotean en mi estómago, y late un látigo de vértigo bajo mi ombligo, ejém…vamos a dejarlo aquí que no son horas ni el momento… 

Porque dentro de mis historias siempre se esconde el amor, el amor de verdad, el que dura para siempre. Porque en mis historias siempre hay hueco para convertir en inmortal lo mortal, y eso hace que mi corazón caiga rendido a los pies de mis protagonistas.

El amor… todo es culpa del amor…que nace sin avisar, que viene y va pero que nunca desaparece…

Me despido no sin antes brindar por los buenos personajes y el amor que nos llenan el corazón y nos indican que no estamos muertos.

¡Un abrazo! ¡Gracias por acompañarme cada semana!

3 comentarios :

  1. Me ha encantado, Beka <3 y estoy completamente de acuerdo. Es amor verdadero todas y cada una de las veces y nunca nunca nos abanona. Brindo contigo por todas las historias que nos enamorarn y espero oír pronto cantar a ese irlandés!!!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Mil gracias por pasarte, mi Marisa!
      Espero que puedas leer/oir pronto a ese irlandés! Tardará un poco más porque tanto darle al boli rojo he descubierto más cosas que le faltan. Sí, estoy en ese momento en el que dudo de todo lo escrito.
      Pero serás de las primeras en leerlo! <3 <3 <3
      Un besazo enorme, amore!

      Eliminar
  2. ¿De cuántos me habré enamorado yo? Ya he perdido la cuenta... Algunos me han impactado tanto que hasta me han quitado las ganas de comer (cosa rara, muy rara, en mí)

    Gran artículo, amiga (mil gracias por la mención), porque has dado en el clavo ;)

    ResponderEliminar

Se agradecen todos los comentarios siempre y cuando estén hechos desde el respeto. Aquellos que no lo estén serán eliminados por el autor. Gracias.