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miércoles, 17 de febrero de 2016

FRAGMENTO 3 DE RAVENS

¡Queridos lectores!

Os dejo un nuevo fragmento de mi historia por entregas. RAVENS regresa para mostraros la voz de Annabel. Espero que os guste y que me digáis qué os parece ;-)   

Por si no habéis leído los primeros capñitulos, os dejo aquí los enlaces de los posts anteriores.

http://rebekaoctoberwriter.blogspot.com.es/2016/02/ravens-comienza-mi-historia-por-entregas.html

http://rebekaoctoberwriter.blogspot.com.es/2016/02/fragmento-2-de-ravens.html

¡Nos leemos el próximo miércoles! ¡Un abrazo!


3. ANNABEL

Las agujas del reloj marcaban las tres de la tarde cuando Annabel cruzó la puerta del cementerio.
 
Se quitó los auriculares y guardó su mp4 en el bolsillo de la bandolera de su ilustradora favorita: Victoria Francés. Se dirigió hacia el mausoleo familiar con sus dos rosas rojas en la mano.

Mientras caminaba no pudo evitar que su mirada se fijara en la tumba de mármol negro que descansaba cerca de su destino y en la hermosura del ramo de rosas naranjas cuyos pétalos brillaban bajo el sol como luceros resplandecientes. Esa imagen la hizo sonreír.

––¡Para que luego digan que no sonrío! —pronunció su voz entre susurros.

Al llegar al mausoleo, posó las dos rosas entre las lápidas de su padre y de su abuela, acarició sus nombres con la yema de sus dedos y les lanzó un beso. Una transparente lágrima se deslizó por su rostro haciendo que un escalofrío recorriera su cuerpo en aquel caluroso día de Junio. Sintió frío y eso la hizo sonreír de nuevo.

Cerró la puerta de la cripta y se sentó en el suelo apoyándose en los barrotes de hierro. Cogió de su mochila un par de cirios blancos envueltos en plástico rojo y los encendió, sacó su libreta morada y una de las plumas de la colección que la regaló su padre por su cumpleaños y se puso a escribir entre las hojas cuadriculadas sus pensamientos.

«Hoy hace justo dos años que la muerte os arrancó de mi lado. No hay un solo día que mis labios no pronuncien vuestros nombres, que mi corazón no os recuerde. Os echo de menos tanto que a veces vuestra ausencia me hace volverme loca. Sé que tengo al abuelo y a tita, y a mi querida amiga viviendo su amor tórrido en Londres, que al menos tres personas se preocupan por mí, sin embargo me siento muy sola.

Desde que Sam se cansó de fabricar sonrisas para alguien que no siempre tiene fuerzas para sonreír y decidió marcharse, la casa me resulta demasiado grande para mí. Ya me había acostumbrado a despertarme a su lado, al olor de café recién hecho en la cocina, a preparar comida para dos.

En el fondo no le culpo, no todo el mundo está preparado para pasar sus días junto a una chica que ha perdido a sus dos pilares y que se siente tambaleante sin ellos. No todo el mundo ama demasiado como para querer ayudar a sobrevivir a alguien que a veces no tiene fuerzas para caminar. La vida es demasiado corta y la gente quiere pasión, diversión, no lágrimas ni tristezas.

Solo alguien que ha pasado por lo mismo, puede ser capaz de amar sin juzgar. Solo alguien que de verdad ama a la otra persona es capaz de ponerse en su piel para tratar de entender cómo de vacío puede llegar a sentirse su corazón. 

Quien sabe…mis ángeles, así como la muerte os llevó para no volver, quizá algún día el destino me tenga guardada una sorpresa y me presente a ese chico capaz de amarme, entenderme y hacer de mi vida un sueño feliz. Quizá algún día mi príncipe aparece y llama a mi puerta ¿no? ¡Soñar es gratis!

O puede que mi destino sea estar sola, no tener un amor ardiente, inmortal y sincero como el de aquel poeta que tanto me gusta por su Annabel Lee.

Quizá no haya nadie a quien yo pueda regalarle mis palabras de amor…

Quizá solo el viento y vosotros estéis destinados a escuchar mis suspiros impregnados de prosa sin sentido ni significado…

En estos momentos necesitaría un abrazo vuestro para tener esperanza de que mi vida puede cambiar. Sin embargo solo puedo cerrar mis ojos para que eso ocurra, y ser consciente de ello me hace debilitarme aún más…»

 

Secó las lágrimas que se precipitaron desde sus ojos al imaginar esos abrazos y no obtenerlos más que en su mente. Suspiró profundo y le pidió a las estrellas un amor que calmase su corazón…

Fue en ese mismo instante cuando un viento sur comenzó a soplar fuerte y el pétalo anaranjado de una flor consiguió colarse por las rendijas de la puerta posándose al lado de una de las velas.
 
Annabel sonrió y guardó ese pétalo dentro de su libreta sin saber que muy cerca de ella, alguien intentaba mandarle un mensaje.

Sus labios volvieron a pronunciar:

—¡Ya son dos las sonrisas que me arranca esta bella rosa!

2 comentarios:

  1. Hola Rebeka,
    Solo decirte que encuanto he visto publicada la tercera entrega le he dado al ratón sin pestañear. Y otra vez me ha impresionado. No solo por cómo está escrito y el ambiente en el que se desarrola, que me encanta. Es que además hay detalles de lo que dices y la manera en que te expresas, junto detalles como el de Victoria Francés (yo también tengo una bandolera suya y parte de su obra ilustrada además de chapas y un calendario), que hacen que quiera más.
    Espero emocionada el siguiente de Ravens.
    Saludos ;)

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  2. Es muy fácil imaginarse los escenarios, los describes al detalle pero sin andarte por las ramas (hasta he sido capaz de oler el aroma a café recién hecho) y sabes que eso es algo que me encanta :)

    Anabel tiene mucho en común con otro chico que visita el cementerio... ¿Se encontrarán?

    Me voy al capítulo 4...

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