FRAGMENTO 7 DE RAVENS

¡Queridos lectores!

Os dejo un nuevo fragmento de mi historia por entregas.

RAVENS

La cosa comienza a complicarse, a ponerse divertida. Aún no he escrito el final, pronto los capís que tenía escritos de hace tiempo se acabarán, y no sé pero quizá...lo que tengo preparado os descoloque...

Aunque todavía estoy pensando, jijiji

Mientras tanto... ¡Nuevos encuentros! ¡Espero que os guste!


7. ANNABEL

Los meses habían acontecido tan rápido que el otoño ya había llegado a la ciudad, y con él una actuación esperada por la joven de pelo rojo. Eran las diez de la noche y el bar “Cemetery” estaba a rebosar de gente.

Era la única cita de la artista “Emilie Autumn” en la ciudad, y tanto Annabel y Elizabeth como Lee se habían trasladado hasta allí para disfrutar de un espectáculo de Dark Cabaret.

Entre las paredes pintadas de negro y revestidas de piedra hasta mediana altura, se congregaban demasiadas personas para que pudieran encontrarse entre el tumulto, pero a veces las casualidades existen.

Él estaba en la barra, ellas y sus dos acompañantes en primera fila. Después de cuatro canciones, uno de ellos, David, decidió ir a por más bebida.

—Otras dos cervezas —le dijo al camarero.

Lee le miró pensando en que el cachas estaría allí con alguna chica mientras él había acudido a su primer concierto después de tanto tiempo sin salir, totalmente solo. Pero fue un pensamiento fugaz aunque doloroso que trató de olvidar enseguida volviendo la cabeza hacia el escenario para seguir disfrutando de la noche.

La imagen de Annabel se le apareció en su memoria y no pudo evitar sentirse triste mientras se preguntaba a sí mismo en silencio:

—¿Pero qué flash me ha dado con esa chica, si apenas he hablado con ella dos palabras?

«Seguro que fue la ostia que me di en la cabeza…»

Quince minutos después la artista anunció el final de la actuación y Lee cruzó los dedos para que la última melodía fuese su canción preferida, y cerró los ojos para pedirlo con mayor fuerza.

De tenerlos abiertos se hubiera percatado de que la chica de la Harley estaba justo a su lado pidiendo otra cerveza, mientras su amiga y sus acompañantes estaban en primera fila. Ella se había escabullido diciendo que iba al baño, pero en realidad no aguantaba más el calor, ni los continuos coqueteos de David, que no parecía darse cuenta ni de sus miradas ni de sus ¡estate quieto!

—¿Qué hay chico del taller…pidiendo un deseo? —le susurró a Lee al oído.

Este abrió los ojos y al verla no pudo evitar sonrojarse de nuevo, tanto pensar en ella parecía haberse materializado a su lado.

—¿Eh?... —no supo decir nada más.

—¿Siempre que me ves te ruborizas o es el reflejo de mi pelo en tu cara? —le preguntó ella graciosa.

Él no supo hacer otra cosa más que sonreír por unos instantes. Cuando recobró el habla se acercó a ella y le dijo al oído:

—Estaba pidiendo que cerrase con mi canción favorita, en otras ciudades suele hacerlo.

A lo que Annabel contestó:

—Art of Suicide.

Él sonrió.

Ella se le acercó para susurrarle muy cerca:

—Pues no solo es tu canción preferida, sino que es la mía también, y estoy más que segura de que cerrará con ella.

Cogiéndole de la mano, le invitó a cruzar dedos juntos.

Estaba muy segura de que sería la canción porque había visto el setlist que decoraba el suelo del escenario, ventajas de la primera fila, pero le agarró de la mano porque la apetecía mucho hacerlo, aunque eso Lee no lo sabía, claro.

En cuanto entrelazaron sus dedos, ambos sintieron un leve cosquilleo que dio paso a una electricidad por todo su cuerpo.

Los acordes y la voz de Emilie surgieron de entre los gritos de los asistentes, al igual que sus sonrisas, cuando Annabel comenzó a cantar mirándole a los ojos.

Lee sintió como si algo le oprimiera el pecho, un sentimiento extraño en él desde hacía tiempo pero no por ello desconocido. Enseguida supo que aquella chica alocada de pelo rojo como la sangre le gustaba más de lo que querría. Era como una especie de brisa fresca y de luz entre toda la oscuridad que le había rodeado en los últimos tiempos.

La miró fascinado mientras tarareaba la canción.

Chocaron sus cervezas, sonrieron sin dejar de mirarse, gritaron al unísono y alzaron sus manos con las huellas de la euforia en sus venas.

Sin embargo el momento mágico acabó cuando apareció Elizabeth con Louis y David, y este último la rodeó el cuello con su brazo marcando territorio.

Lee se tensó muerto de envidia y de dudas.

No hacía más que darle vueltas en la cabeza…¿si tenía novio por qué le había cogido de la mano, por qué le había mirado de esa forma al cantar, porque le había susurrado así, sus sonrisas, su coqueteo…?

Acabó el concierto y todos los asistentes fueron saliendo como un vendaval. Sucedía en la mayoría de los garitos cuando el artista daba por finalizada su función, muy pocos se quedaban en busca de una nueva consumición con la que seguir la fiesta.

Annabel se giró para despedirse de Lee, pero este ya no estaba.

Molesta gritó:

—¡David, deja de abrazarme de una vez, te he dicho que te estés quieto, que no me interesas joder!

Y más enfadada que nunca se metió al coche del ligue de Beth, deseosa de llegar a casa.

A la hora y media cruzaba el umbral de su habitación con un humor de perros, al igual que el joven que tenía muchas preguntas sin respuesta en su cabeza.



¡Contadme! ¿Os gusta?

¡Un abrazo!

2 comentarios :

  1. ¡Pero como me haces esto Rebeka! Ya veo que Lee va a sufrir lo suyo hasta poder estar a solas con Annabel y que los dos puedan desnudar sus almas. Y encima nos dices que nos vas a descolocar. ¿Aún más? Ya sabes que esto último te lo digo con mucho cariño.
    ¡Ah! Y me ha gustado el apellido de la cantante, je,je!!
    Un besazo ;)

    ResponderEliminar
  2. Ayyy, estos hombres. Uno marcando terreno y el pobre Lee, con lo tiernote que es y lo inseguro que se siente, dejándose aplacar por las apariencias... ¡Qué difíciles son las cosas a veces! Realidad pura y dura ;)

    ResponderEliminar

Se agradecen todos los comentarios siempre y cuando estén hechos desde el respeto. Aquellos que no lo estén serán eliminados por el autor. Gracias.