ÚLTIMO FRAGMENTO DE RAVENS

¡Queridos lectores!

Como ya os comenté en la entrada anterior, este es el último capítulo de RAVENS. Y he hecho caso a mi instinto, así que no he reescrito el final que escribí hace semanas para este desenlace.

¡Espero que os guste! ¡¡O que al menos os entretenga!!


14. LEE

—¿Qué haces aquí? —le preguntó Annabel con cara de enfado.

Titubeó.

Llevaba días pensando cómo sería su encuentro. Desde el mismo instante en el que Elizabeth le había ofrecido un trabajo como diseñador de bocetos para el estudio no se había podido quitar las imágenes de un posible reencuentro de la cabeza.

Llevaba meses evitándola y ahora la tenía justo delante de él. Todo su cuerpo había reaccionado desde que había visto su pelo rojo como el kétchup, su delicada figura, sus labios, sus ojos. Le hubiera encantado una sonrisa, pero la joven no estaba por la labor.

Después de meses con una losa en el pecho se sentía liberado. Le había bastado verla de nuevo para sentirse en casa. Sin embargo su mirada no expresaba nada. Era imperturbable, fría. Nada que ver con las que siempre le había lanzado.

—He venido para una entrevista de trabajo. Elizabeth me dijo que tú te encargabas de estas cosas, que…

—¿Has traído tu portfolio?

—Claro… —dijo extendiendo su mano y entregándole la carpeta.

No esperaba una pregunta tan cortante.

—Espera un momento... —susurró tras revisar su trabajo en silencio.

Annabel le dejó en recepción con un montón de dudas volviendo loco su cerebro, y cruzó el arco que separaba la zona de tatuaje de la de entrada. Fue a hablar con su amiga con una cara que reflejaba a la perfección todas sus emociones. Nunca le había ocultado nada y no comenzaría a hacerlo en esos instantes.

Elizabeth supo que se avecinaba un huracán en cuanto la vio entrar. Sin embargo su amiga la sorprendió una vez más.

—Lee está fuera. Su trabajo es asombroso, nada que ver con las otras personas que se han presentado. Deberías contratarlo.

—¿Solo vas a decirme eso?

—¿Y qué más te tengo que decir?

Cuando regresó a la recepción sacó una réplica del contrato del cajón del mostrador.

Una de las copias se la extendió a él, otra la dejó sobre la mesa de madera.

—Échale un vistazo y enseguida podrás hablar con Elizabeth.

—Pero tú te encargas de estas cosas ¿no?

—Sí, y ya me he encargado. Estás recibiendo el contrato. Todo lo demás deberás arreglarlo con la dueña del estudio.

El cliente salió para pagar y marcharse cuando Elizabeth saludó a Lee con un abrazo.

Tras arreglar el pago con el cliente, Annabel decidió cogerse su hora de comer, dejándoles perplejos a ambos.

—Está enfadada…

—¿Qué te esperabas?

El joven calló y ella continuó:

—Llevas meses sin dar señales de vida desde aquel día. Está cabreada contigo por no aparecer y conmigo por ocultarla que quería contratarte. Y seguro que con ella misma también por haber esperado algo de ti.

—Lo has dicho en pasado.

—Si en algo conozco a mi amiga es que cuando toma una decisión es difícil que cambie de opinión. Ella camina siempre hacia delante o al menos lo intenta.

Lee se quedó pensativo mirando el papel que tenía entre las manos.

De su firma iban a depender muchas cosas. Ya no estaba tan seguro de poder aguantar el verla todos los días sin que ella le tratase con esa mezcla de desenfado y de dulzura que siempre había reinado entre ellos.

Era consciente de que había sido él quién había roto todo, con sus silencios, con sus dudas, sus miedos y su falta de agallas. Pero saberlo no le hizo las cosas más fáciles.


Días más tarde

Llegó al cementerio a las doce. Dejó el ramo de rosas naranjas frente a la tumba de su amigo Andy y después de sincerarse con él, decidió dar un nuevo paso.

Caminó hacia la puerta de la cripta donde estaban enterrados los familiares de Annabel, cruzó las verjas de hierro y se sentó a esperar a la chica.

Cuando ella llegó y sus ojos se tropezaron, la joven no pudo esconderle su cara de sorpresa. Parecía que en esos momentos no era tan inmune a su presencia como en el estudio de tatuajes.

Estar en aquella cripta, tan cerca el uno del otro, no solo le traía recuerdos a él. O eso quería pensar.

—¡Hoy no llueve!

Lee recordó la primera vez que se encontraron allí y contestó apresurado.

—Quería verte.

—Pues ya me has visto. Ahora si me disculpas me gustaría quedarme a solas con mi familia.

—Creo que ya me conocen y seguro que no les importa que te acompañe.

Annabel no contestó. Simplemente le lanzó su mirada más fiera. No esperaba aquella respuesta por parte del joven.

Lee tragó saliva. Definitivamente ella había tomado su decisión. Se puso colorado y tras bajar la mirada hacia el suelo comenzó a caminar para marcharse.

Un pétalo de rosa color naranja voló hacia sus pies. Parecía que su amigo Andy estaba mandándole fuerzas.

—Sé que me he comportado como un gilipollas. Solo…yo…

Ella calló.

Lee se volteó hacia ella, la miró esperando una respuesta pero ella no dijo nada. Simplemente lo miró fijamente. En sus ojos ya no había rastro de cabreo, tan solo huellas de esa tristeza que habla sobre esas cosas que podrían haber sido y que quizá ya nunca serán.

—Espero que alguna vez puedas perdonarme.

Esas fueron las últimas palabras de Lee antes de emprender su camino para regresar a casa.

Minutos después, mientras jugueteaba con el pétalo anaranjado que había guardado en el bolsillo de sus vaqueros, no dejaba de pensar en la joven cuyo pelo era del mismo color que el kétchup.

Recordó cada minuto a su lado. Su voz, sus sonrisas, las bromas, sus caricias. Sin saber, que en la cripta de aquel cementerio, la joven leía un poema de Edgar Allan Poe mientras deslizaba un pétalo anaranjado entre sus dedos. Un pétalo que la acompañaba desde hacia mucho tiempo.


 “Annabel Lee

Edgar Allan Poe, 1809 - 1849

It was many and many a year ago,
   In a kingdom by the sea,
That a maiden there lived whom you may know
   By the name of Annabel Lee;
And this maiden she lived with no other thought
   Than to love and be loved by me.

I was a child and she was a child,
   In this kingdom by the sea:
But we loved with a love that was more than love--
   I and my Annabel Lee;
With a love that the winged seraphs of heaven
   Coveted her and me.

And this was the reason that, long ago,
   In this kingdom by the sea,
A wind blew out of a cloud, chilling
   My beautiful Annabel Lee;
So that her highborn kinsman came
   And bore her away from me,
To shut her up in a sepulchre
   In this kingdom by the sea.

The angels, not half so happy in heaven,
   Went envying her and me--
Yes!--that was the reason (as all men know,
   In this kingdom by the sea)
That the wind came out of the cloud by night,
   Chilling and killing my Annabel Lee.


A cada palabra pronunciada en un leve susurro, lo iba perdonando un poquito más. Aunque no lo admitiese en voz alta.

Si algún día lo perdonaba del todo, solo el tiempo y el graznar de unos cuervos podrían asegurarlo.

Lo que está claro, es que hay ángeles a nuestro alrededor que nos ayudan a disipar dudas, a sacar fuerzas y a entender los mensajes ocultos entre las sombras.

Hay ángeles que nos recuerdan que hay una parte del destino que ya está escrita, y otra que depende únicamente de nuestras acciones.

Levantarnos o permanecer magullados es una decisión que solo nos pertenece a nosotros. Así como coger los trenes a tiempo en vez de quedarnos varados en la estación.


 But our love it was stronger by far than the love
   Of those who were older than we--
   Of many far wiser than we--
And neither the angels in heaven above,
   Nor the demons down under the sea,
Can ever dissever my soul from the soul
   Of the beautiful Annabel Lee:

For the moon never beams, without bringing me dreams
   Of the beautiful Annabel Lee;
And the stars never rise, but I feel the bright eyes
   Of the beautiful Annabel Lee;
And so, all the night-tide, I lie down by the side
Of my darling--my darling--my life and my bride,
   In her sepulchre there by the sea,
   In her tomb by the sounding sea.”

FIN





¡Espero que os haya gustado!

¡Ya me diréis vuestras impresiones sobre la historia en general, y sobre este final!

No es el final que un día imaginé para esta historia, pero eso quiere decir, que al igual que los personajes de las aventuras que narro, yo también avanzo...

Mil gracias por leer, por comentar, y por haberme acompañado en esta aventura, llena de imperfecciones y algunos fallos. Sé mejor que nadie que necesita corrección profesional ;-)

¡Un abrazo a todos!

2 comentarios :

  1. ¡Enhorabuena Rebeka! Por el relato entero, por cada entrega, por los personajes, por Poe y los cuervos... pero sobre todo por dejarte llevar por tu instinto y no haber modificado el final. Porque es el broche perfecto a tu historia y el mensaje no puede ser más claro y fiel a ti misma.
    Espero con ansia tus próximos proyectos. Ya sabes que cuentas conmigo para lo que necesites.
    Besos ;)

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  2. Por este final, solo decirte que creo que le has encontrado el mejor punto. No es un final triste, aunque sea melancólico, prosigue con el tinte de la historia general y da pie a los lectores a que nos imaginamos lo que ocurrirá más adelante entre estos dos.

    La actitud de Annabel me parece una pasada. Es fuerte y tenaz. Y es que así deberíamos ser todas las mujeres y no dejarnos llevar por las sombras del pasado de nadie, que limpien sus traumas antes de llegar a nosotras o, al menos, que no nos conviertan en víctimas de ellos esperando lo que nunca llegará.

    Si bien, el personaje de Lee me ha enamorado, no es una persona a la que yo pudiera llegar a admitir. Me parece emocionalmente débil y eso me generaría muchísimo estrés. Si finalmente acaban juntos, espero que Annabel lo sepa llevar jejeje.

    Un abrazo, preciosa. Y felicidades por este relato completo.

    *Aplausos*

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