TÉ VERDE - PRODUCTIVIDAD

¡Queridos lectores!

Cuando estáis bajos de productividad y necesitáis despertar el cerebro ¿cómo lo hacéis?

Yo he descubierto, otra vez, el poder para despertar neuronas que tiene el té verde.

Dos tazas bien cargaditas, repartidas a media mañana y a media tarde y ¡eureka! 

Pero eso sí, tiene que ser la infusión de los herbolarios puesta a hervir en mi tetera eléctrica (gran regalo de mi tata), porque qué queréis que os diga a mí las bolsitas esas de los supermercados no me hacen nada de nada. Sea la marca que sea.

Y seamos sinceros no quiero un té por el mero hecho de tomar un té, que yo no tengo ese aire británico, quiero una bebida con la que mi cabeza vuele y mis manos vayan más rápidas aún que las palabras en mi cerebro. Y no, no pienso tomar cosas con burbujas ni tan dulces como el Red Bull, porque menudo asquete. ¡Quiero antioxidantes! Quiero seguir estando sana que mi esfuerzo me está costando el no caer en tentaciones. (No me lo creo ni yo, caigo con todo el equipo, pero shhh)

Por lo que las drogas también están descartadas, que soy una chica fitness…que una ya está en una edad en la que ha de empezar a cuidarse…¡que los 30 son los 30!

El café me despeja, y en tiempos de Nanowrimo me he tomado demasiados, más de los que me gustaría, para no quedarme dormida frente al teclado. Sin embargo solo el té verde consigue ese estado de excitación o nerviosismo (no sé muy bien cómo definirlo) que necesito para sentirme como un rayo, para desperezarme y poder escribir como quiero.

Sí, en serio, con el té verde parezco Flash.

Voy a toda pastilla y mis manos parece que están siguiendo una melodía death imaginaria. Aunque esto lo hagan casi siempre…

Por lo que sí, comprobado, el té verde aumenta mi productividad. Lo malo es que después cuando me voy a dormir no dejo de soñar una cosa y otra, y otra más, y me despierto a la mañana siguiente como si me hubiera pasado un camión por encima.

Porque no tenemos un interruptor para desconectar el cerebro.

Y por más que le digamos eso de:

—Ahora te relajas, colega, que quiero dormir y descansar.

Él, ni puto caso.

Por lo que ¡cuidado! Danger! Abstenerse de consumir té verde en grandes cantidades los que sean muy nerviosos o de cerebro muy activo, porque podéis acabar subiéndoos por las paredes como un gato esquizofrénico. ¡No más de dos tazas al día!

Y como las infusiones dicen que son acumulativas, espaciar los días de la semana, readers…

Yo en estos momentos estoy a té verde un día, diente de león para depurar otro. Mi ying-yang particular. 

Porque si os pasáis de las dosis recomendadas en vez de parecer que os habéis tomado un par de tazas de té verde parecerá que os habéis tomado un tripi. ¡Así que con moderación!

Y así estaba yo hace varios meses, entre sorbitos de mi segunda taza de té verde, tan contenta por la de ideas que estaban naciendo cuando me imprimí un mapa de Finlandia para documentarme mejor y comenzar a trazar el recorrido que vivirán mis personajes. Y entonces todo se complicó.

Porque a las fotografías que me dejaban embobada, a los videos y detalles de las webs de turismo, a la vista con el Google View, tuve que añadirle la hiperactividad de mi cerebro.

Y claro, el recorrido se fue extendiendo, y a la idea que yo tenía en mente le surgió otra más, y otra, y es que hay tantos lugares a los que me gustaría ir de Finlandia, y que como no puedo hacerlo he decidido que sean mis personajes los que los descubran, pues que… ¡joder!

Ahí me teníais, con un ataque de hiperactividad, con un me encantaría pero no puedo, añadiendo nuevos puntos que fueran posibles para el recorrido que quería, y debatiéndome, entre dejar de mirar el puto mapa y no ampliar más los lugares a visitar y dejar esas otras ideas para otra historia, o aprovechar el filón y la productividad y meterlo todo en esta historia que me tiene atontada y hechizada a partes iguales.

Y sí, ojitos lectores, aún me sigo preguntando qué hacer, porque tengo un debate enorme dentro del corazón. Y ese manuscrito sigue abierto…

Es lo malo cuando has despertado tanto a tu cerebro que no le puedes parar, y por ello, aunque hable y me relacione con otras personas, aunque esté viendo series con mi pareja, mi mente sigue en Finlandia en cuanto tiene la ocasión. 

Un rincón de mi mente y por qué no admitirlo, de mi corazón, está allí y así será hasta que pueda ponerle el punto y final a esa historia. Y en mi caso los puntos finales suelen ser interminables puntos suspensivos en algunas locuras.

Porque soy así, con el cerebro despierto y con el cerebro medio adormecido. Como tenga algo entre ceja y ceja ya no soy la misma persona, ¡oiga! Y los proyectos abiertos son lo peor…

Y así, con el té verde y con la tontería, he vuelto a sentirme hiperactiva meses después. En pocos días me he escrito unos cuantos artículos para el blog. A toda pastilla.  A la velocidad de la luz…He organizado más mi planning para trabajar ese universo paralelo que pide a gritos su historia y que ahora tengo entre manos, he finalizado una historia gratuita en el blog y ya estoy pensando en lo siguiente que puedo mostrar de esta manera. Aunque tengo mis dudas de si serán fragmentos de futuras publicaciones en Amazon, o comenzar alguna historia de esas que están por ahí perdidas en la inmensidad de mis carpetas. 

Eso sí, no dejo de sonreír como una tontita porque por fin me he puesto las pilas. Que últimamente andaba yo muy cansada y poco productiva.

—Vas a tener que parar o te va a dar un yuyu, Beka.

—Lo sé, lo sé. Gracias por preocuparos por mí.

Y vosotros, ¿qué drogas legales tomáis para poneros a trabajar a puro rendimiento?

:P

Hay otra, en forma de preentreno gym con mucha caféina que…pero shhh… ¡yo no digo nada!

¡Un abrazote! 

¡Hasta el próximo miércoles!