Queridos lectores…
Esta semana no sabía muy bien de qué demonios
hablaros.
Tengo una entrevista a una autora autopublicada que
en cuanto tenga las respuestas os mostraré, y en mente otra futura entrada
sobre corrección y diseño de portadas…para los autores indies que quieren
guisarse su trabajo sin respaldo editorial, sea el motivo por el que sea…
¿Os interesaría esta última?
Esta mañana mientras me preparaba para ir a la playa
a tomar el aire, el sol y esa brisa de mar que produce una enorme relajación…(y
que también inspira para crear nuevas palabras, doy fe) me pregunté de qué os
podía hablar mientras tanto…
—¡Encima
de retrasarme en la publicación, no voy a tener nada interesante que decirles a
las almas caritativas que se pasan a acompañarme en mi casita…! —me dije para
mí misma.
Y lancé mi pensamiento en las redes…y como un ángel
caído del cielo, contestó mi amigo “Joan Llensa”(gracias una vez
más, Joan <3), y me dijo: De las indecisiones, amiga…
Y aquí estoy yo, haciéndole caso a uno de mis
mejores y más fieles lectores, la más indecisa del planeta para hablaros de
esos momentos de tambaleos en los que somos todo dudas…
¿Y qué sucede cuando llegan las dudas?
Pues que nuestros cimientos de escritores en
barbecho empiezan a tambalearse, y tenemos miedo de no poder enfrentarnos a
nuestros proyectos de la forma en la que nos gustaría hacerlo, y volvemos hacia atrás y para coger impulso: estudiamos.
Después de sentir nuestras piernas temblar como una
natilla en un plato sostenido por unas manos palpitantes, nos ponemos a mirar
por la ventana, viendo pasar los coches, las personas, la vida, el tiempo… y
nos imaginamos las gotas de lluvia caer resbaladizas por el cristal, aunque
afuera haga un sol radiante de esos que escuecen dentro del alma…(uy, aquí me
he dejado llevar un poco por mi bohemia melancólica…)
Y ponemos caritas de dubitativos, apesadumbrados, y nos
sentimos como dice una canción de Sôber:
un poco marchitos y vacíos, e intentamos absorber nuevos conocimientos.
Como si volviésemos a etapas de adolescentes en el instirtuto, (nunca es tarde para aprender...) buscamos...
Como si volviésemos a etapas de adolescentes en el instirtuto, (nunca es tarde para aprender...) buscamos...
Técnicas de aprendizaje en blogs de expertos,
consejos de grandes escritores que pululan por la red, libros y manuales a al venta, en papel, en kindle..., en
resumidas cuentas: nos ponemos como locos a leer guías creadas expresamente para
los que batallamos con la hoja en blanco.
Y entonces abrimos nuestros ejemplares de las guías o
libros para escritores (seguro que todos tenéis alguna…) para coger un poco de
confianza.
En mi caso, echo bajo el brazo los distintos libros
que tengo sobre el tema y los dejo caer sobre el gris sofá.
Los abro en forma
de abanico y hago una lista de las urgencias que tengo para intentar hallar la
resolución a mis problemas.
Cojo mis guías de Silvia
Adela Kohan: Las estrategias del
narrador, La Trama del cuento y la
novela, Cómo escribir diálogos (ay,
malditos diálogos que quebraderos de cabeza me dais…), Grámatica para escritores y no escritores (aquí es cuando pienso
que no tenía que haber hecho tantas calvas en el instituto…), Puntuación para escritores y no escritores…
Y a estas les sumo otro libro: “El arte de la ficción” de David Lodge, y al tocar su solapa me es inevitable
no acordarme de aquel mini taller en Barcelona de manos de un gran profesional
y amigo, junto a mi pareja y a mi amiga valenciana <3. Y suspiro con ansias
porque me encantaría tanto retroceder en el tiempo…
Y quisiera poder asistir a los cursos presenciales
que ese gran profesional, amigo, ángel y gurú literario, Francesc Miralles, a veces imparte junto a Silvia Adela, pero me tengo que conformar con lo que tengo…así que
después de gritarle al silencio: ¡Cómo me gustaría vivir en Barcelonaaaaaa o
Madrid! (momento psico tirándome de
los pelos)…
…Abro también las carpetas archivadoras del “Curso de Escritura Creativa” de Planeta
de Agostini que contienen un montón de fascículos con técnicas literarias,
libros para leer y películas por ver…
E intento así disipar las dudas, para que cuando
llegue el momento en el que el arcoíris vuelva a nacer frente a mis retinas, y
la tormenta de grises nubarrones y la lluvia hayan amainado, poder enfrentarme
al papel impoluto con fuerzas renovadas. Confiando en mí misma un poco más.
Si os apetece probar alguna de las guías mencionadas
(excepto el curso de escritura, cuyos fascículos por entregas, ya han llegado a
su final), no dudéis en haceros con ellas, os recomiendo tanto a Lodge, como a Silvia
Adela…
O para los más internautas, los consejillos que nos
regala mi querido Francesc Miralles,
en su web personal, algunos lunes…
Dudas...
Vosotros, queridos lectores de este
blog, ¿sois de los que utilizáis guías de aprendizaje?
Si vuestra respuesta es afirmativa, ¿cuál tenéis en
vuestro poder? ¿Coincidimos en alguna?
¿O sois de los que preferís quitaros las dudas tan
solo escribiendo?
Dudas…
Indecisiones…
Guías…
Manuales…
Nuevos conocimientos…
Una vez más, buena idea para un artículo, Beka! Pues no tengo ninguna de esas guías. Conservo los apuntes de un taller de escritura de romántica que hice hace años y los consulto de vez en cuando, pero más cuando estoy desarrollando tramas que en momentos de indecisión. En esos momentos en que necesito subirme la autoestima, lo que me apetece es distraerme y reír. Recurro a lecturas de humor, desde autores como Christopher Moore hasta los monologuistas televisivos como Piedrahita. También tengo a mano un curioso libro: "Como NO escribir una novela" Los errores típicos que apunta y la forma de contarlos me ayudan a ver que no lo estoy haciendo tan mal. Y si aún así no logro despejar mi mente, una salida con amigos me devuelve la confianza. No porque les explique mis dudas sino porque me dedico a escucharles y siempre, entre el montón de temas que surgen en una cena informal con personas de confianza, surge algo que acciona el interruptor de la toma de decisiones.
ResponderEliminarMe ha gustado tu bohemia melancólica.
Un abrazo!