¿Habéis
tenido esa sensación de dudas ante vuestro sueño?
¿Habéis
sufrido esa desesperante angustia por miedo al fracaso?
Cuando el tiempo debería acontecer más deprisa,
parece detenerse y quedarse atascado. No estoy descubriendo el mundo, es algo
que todos sabemos.
Y digo parece, porque el tiempo es una invariable
que siempre va al mismo ritmo. Al tiempo le importa una mierda si estamos
nerviosos, si nuestro corazón late acelerado y totalmente desbocado, o si
nuestra respiración se agita mientras nos deshacemos en escalofríos de sudor.
No importa si nos dejamos las uñas de tanto rumiar dudas, de tanto ansiar que
la espera finalice. El tiempo tiene su propio tic-tac.
Seguro que os ha pasado alguna vez, creo que a todo
ser humano le habrá sucedido, que cuando queremos que el tiempo vaya deprisa se
para, y que cuando deseamos que se detenga y nos de unos minutos más para
saborear algo que nos tiene hechizados, se esfuma a la velocidad de la luz. Sí,
sí, a la misma velocidad a la que corre Barry
Allen, The Flash, cuando se pone
el traje rojo.
Mantenerse a la espera de algo es desquiciante. Y
aún más, cuando llevamos esperando ese momento durante gran parte de nuestra
vida.
Como bien sabéis los que leéis este rincón con
asiduidad, llevo meses a la espera de un sueño.
Primero pasé por la fase de dejar lo escrito en un
cajón para que reposara. Después por la de enseñárselo a mis lectores cero, en
este caso lectoras: Maite y Ana Nieto, y un lector: mi heavy, mi
compañero de viaje.
Luego por la de esperar tras entregar el manuscrito a mi
correctora: Isabel del Río. Después
de su lectura y corrección, pasé por la fase de registro. Cómo costó esta
última. La señora que se encargaba de los registros no había ido a trabajar por
motivos personales, y me encontré de vuelta en casa con mi manuscrito en la
mano, una buena dosis de mala leche y muchos nervios contenidos. Después tras
conseguir mi resguardo del registro ya pude sonreír y dar saltitos de alegría
como una quinceañera a mis casi 30, pero instarme a hacerme el harakiri si alguna vez pierdo esa
ingenuidad…
Pero no creáis que la aventura cesó ahí.
Ahora estoy en la etapa de espera a que llegue la
carta definitiva desde el registro central, y claro…¡menuda época, Rebeca! En plenas fiestas navideñas, con la de autores
que registran sus obras…Solo se te ocurre a ti…
Y claro, a aniquilar los nervios creando el blog
exclusivo, la portada para el ebook, las fotos promocionales, la cuenta de
Amazon, rellenar formularios, y el maldito tic-tac
del reloj con forma de calavera que hay colgado en la pared morada del salón
que no parece moverse. (Ni se moverá, no
tiene pilas, muchacha. ¡Lo tienes de decoración!)
Aniquilar nervios preparándolo todo para que el
tiempo no acontezca a la velocidad que uno quiere, y que la carta aun no llegue
por más que miras el buzón una y otra vez, y la angustia aumente.
Y cuando Rebeca se angustia…
Llegan las dudas, los miedos, aparecen las olas que
amenazan con destruir sus castillos de arena…Y todos sabemos que por el norte
las olas son muy grandes y llevan mucha resaca en invierno…
¿Qué
le parecerá al lector? ¿Le gustará? ¿Conectará con la historia? ¿Entenderá lo
que quise mostrar?
Infinitas preguntas que taladran mi cerebro,
interrogantes para los que no tengo respuesta que hacen que mis cimientos se
tambaleen, y suspire sin apenas fuerzas.
Y entre suspiro y suspiro, reflexiono.
Leo los blogs que tengo guardados como favoritos en
mi navegador, y sus autores me recuerdan que lo importante de un texto es que
esté escrito con el corazón, que contenga verdad, que no sea una farsa (gracias
Jaume, administrador de Excentrya, por el empujón), y así tendrá más
posibilidades de llegar al lector.
Y entonces vuelvo a reflexionar, y algunos miedos se
esfuman porque mi historia, ese sueño que deseo ver cumplido más pronto que
tarde, mis Susurros en …, no solo
están escritos con el corazón. Sino que además llevan una gran parte de mi alma
y mucha verdad. Quizá con otros nombres, con mucha ficción entre sus letras,
pero creedme, hay tanta verdad, tantas emociones muy mías…que tan solo deseo
que lleguen a vosotros, que se os cuelen en la piel y que os hagan pensar.
Y mientras espero, soy todo dudas, nervios,
angustia…vamos que desespero…
Y seguro que la gran mayoría de los que estáis
leyendo estas letras me entendéis a la perfección, porque me consta que muchos
ya habéis publicado vuestros textos con editorial o en Amazon, y habréis pasado
por este proceso.
Por eso, después de esta parrafada que os habrá
resultado, en algunos momentos, sin sentido y un puzzle total de desvaríos, os
pregunto.
¿Os
habéis sentido igual? ¿Qué habéis hecho para matar a esos nervios desquiciantes
que paralizan la sangre? ¿Cómo fue vuestra experiencia? ¿Vuestro proceso: antes
de…?
A la espera de ver cumplido un sueño, y tanta espera
me está volviendo totalmente crazy, y eso que ya vengo loca de nacimiento…
Un abrazo y gracias por leer un día más…
Beka, ya tienes tu resguardo y aunque no recibas la carta: Tu libro está registrado.
ResponderEliminarSi estás pensando en enviarlo a editoriales puedes hacerlo ya. Con que les escanees tu solicitud es suficiente.
Respecto a los miedos... te diré que no se pasan, que todas las incertidumbres son tuyas y solo tuyas y sobre todo que si tus lectores cero te han dado el visto bueno y son gente en la que puedas confiar... ¡Lánzate! De verdad que no pasa nada. Todos tenemos que equivocarnos para aprender y hacerlo después mucho mejor.
Trázate un plan de acción y ¡adelante! Que la vida es corta como para pasarla esperando y esperando...
Un abrazo.
Hola locuela!!
ResponderEliminarTírate a la piscina y empieza con la promo.
No tengas miedo, seguro que encantará. Algunos detractores te saldrán, pero si no fuera así el mundo no sería mundo, porque para gustos está la variedad y no todos conectarán con tus letras.
Yo lo releeré con mucho entusiasmo, ya lo sabes.
En cuanto a nervios, a mí nunca se me pasan, el único remedio que he encontrado es mantenerme ocupada haciendo otras cosas, sino me volvería loca (pregunta a Francesc, seguro que te dirá que soy una histética XDDD).
En cuanto al tiempo, yo siempre he creído que no es algo fijo, sino que depende del que mira, es decir, que si sientes que va más lento, en realidad va más apocapoquito para ti. Así que respira profundo, ponte con otros proyectos, y adelante!!!!!
Digo lo que Cris, Beka, los nervios no se pasan hasta que te lanzas. Luego continúan igual, de otra manera, pero contra la indecisión lo mejor es cerrar los ojos y saltar. Lo has hecho bien, lo mejor que has podido. Ahora hay que seguir adelante. Cuando se escribe con el corazón no se puede fallar <3 Y para lo que necesites sabes que aquí estamos :D Un beso enorme!!!
ResponderEliminarNo te lo pienses tanto, lánzate a la piscina y empieza con todo. No te dejes vencer por las dudas, que te asaltarán (y a cada paso, además, es normal), ni las mires, tú a la tuya. No te esperes a la cartita dichosa, a mí me tardó 2 años en llegar. Así que ya sabes, pasa de las burocrácias, tu obra ya está registrada así que ya puedes trabajar con ella.
ResponderEliminar¡¿A qué esperas?!
Muchas gracias a ti, por leerme y acordarte de mí.
Un abrazaco!
Todos nos sentimos así alguna vez, puede que no por las mismas razones, pero ese sentimiento hacia la espera de lo deseado... Pero tienes razón en que las fechas están afectando, los trámites burocráticos pueden ser eternos en meses completamente laborables, en un mes como diciembre o enero... Bufff no quiero ni pensarlo.
ResponderEliminarDe todas formas, si has solicitado el registro, el mismo número de solicitud ya es suficiente garantía de propiedad de derechos, aunque, por supuesto, es mucho mejor esperar por el final antes de publicar tu novela.
Yo también me pongo de los nervios antes de la salida de la obra, esa inseguridad sobre si gustará, sino gustará, si conseguirás vender un solo ejemplar... Son solo temores, no dejes que ellos te impidan disfrutar del proceso. ¡Ahora es tu momento!
Esto es como el rascar: todo es empezar.
ResponderEliminarAsí que muchos ánimos con tu nueva aventura y ya sabes que aquí tienes un amigo para lo que haga falta.
¡Bon voyage!
Besines y ronroneos!
Leerte me arranca una sonrisa, Rebeka. Me alegro tanto por ti...
ResponderEliminarTodo triunfo requiere un esfuerzo. Y tú te lo estás currando.
Como dice Víktor: Bon voyace y muchísima suerte.