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martes, 17 de noviembre de 2015

NANOWRIMO NOVEMBER 2015

¡Queridos lectores!
 
Sí, otra vez vengo a hablaros del Nanowrimo. Soy una freak, pero eso ya lo sabéis todos…así que shhhh…

Sí queréis leeís, y si no…para otra semana…

Recapitulando.

Nanowrimo. 50.000 palabras en un mes, y aquí no importa la calidad del escrito sino lo que prima es la cantidad de palabras a escribir. Unas 1667 palabras al día para conseguir llegar a tiempo para alcanzar la meta. Y así obtener un primer borrador que luego habrá que corregir, corregir, ampliar, volver a corregir, con tal de que llegue a convertirse en un bosquejo decente de un proyecto.

Estamos a mitad de camino, estoy perdida en mi segunda semana del certamen, comenzando la tercera y me está costando más que los dos últimos campamentos en los que participé.

No sé qué me sucede pero aunque he llegado a la frontera de las 25.000 palabras, voy con unas cuantas de retraso.  Sí, debería estar por las 28 o casi 30.000 palabras a estas alturas, y como veis me faltan algunas (muchas, no algunas Beka, muchas) para llegar a la meta que me he propuesto. Y eso me tiene un poco desanimada…

[Colocar aquí acordes de una canción de Enya, con el alma nostálgica, flotando, a punto del suicidio…]

Las veces anteriores mis proyectos eran distintos, tan distintos. Eran de género romántico y todo parecía cobrar vida de forma casi instantánea. Me ponía mi música preferida y ale, las palabras volaban. 

Sin embargo, como me gusta decir de mí misma que soy una guerrera, probar cosas nuevas, y meterme en berenjenales de los buenos yo solita, pues para este Nanowrimo he elegido una de las historias que llevaba mucho tiempo esperando su oportunidad dentro de la carpeta de ideas.

Una historia de guerreros, de tiempos apocalípticos que van tan bien con las noticias actuales de los informativos, ubicada en algún lugar entre Noruega y Suecia, entre pueblos perdidos, fiordos de belleza espectacular, montañas, mar, y una sociedad rural que nada tiene que ver con los lujos a los que estamos acostumbrados. Traiciones, venganza, muerte, y mucha desolación. Hay de todo en este nuevo proyecto, incluso un poquito de amor, algo tenía que haber…pero bufff…

Es una distopía, un mundo de ficción, no es mi género romántico contemporáneo y claro…La Beks anda perdida, temblorosa, y cagaita hasta los pies como se suele decir. Doy pasos inseguros sobre las teclas, releo una y otra vez, corrijo, sigo en pie, pero voy demasiado lenta para un Nanowrimo.

Sé que no pasa nada, que no voy a morir si no llego a la meta de las 50.000 palabras en el mes. Pero claro, empecé tan bien, con tantas ganas, incluso consiguiendo más de las 1700 palabras al día, que al sentirme apagadita y llevar varios días a cero en el contador, aparte de hacerme ir con retraso me ha hecho desinflarme.

¡Desinflada total! ¡Plof! ¡Paranoica!

Así que mientras escribo estas líneas para un nuevo desvarío con ansias de artículo informativo, me propongo desintoxicarme de mis miedos. Por eso escribo en Martes y no en Miércoles. 

Tengo puestas varias canciones de Ensiferum  y de Amon Amarth, en bucle, en el reproductor, a ver si así se me pega un poco la vena “warrior” y resurjo como esos guerreros que estoy intentando plasmar en un archivo de Word. Con rabia en la mirada, fiereza en el alma y ganas de luchar y de sobrevivir cueste lo que cueste.

En cuanto ponga el punto y final a esta locura blogueril me pondré de nuevo a intentar pulsar las teclas a toda velocidad, siguiendo las notas de la guitarra y los ritmos de batería, gritando e imitando a Petri y a Johan, y solo así, quizás, pueda meterme tanto en el papel que las palabras comiencen a salir apresuradas, alocadas y con salvaje intensidad.  

Porque a veces las musas susurran lentas, porque a veces las ideas se atascan, los miedos paralizan y aparecen los temidos bloqueos. Y no puedo bloquearme, no ahora…

Y entonces AdriannaDagmara (una malísima influencia) cuelga una foto de una figurita de Lagertha de Vikings, y yo me pongo a buscar los muñequitos de Funko Pop, y me enamoro de Ragnar, de Rollo, de Floki, de Seer, de Lagertha, y los quiero todos, sobre mi mesa blanca de escritorio, gritándome:

—Come on, Beks, Write!!!! You can!

—Can I?

—You can!!!

Tengo que conformarme, imaginarlos tan pequeñitos y molones porque estoy sin un duro, pero a mi mente de escritora se le da muy bien imaginar y así siempre consigue lo que quiere.

Entonces los interrogantes aparecen frente a mis retinas y me pregunto:

—¿Beks, siempre consigues lo quieres? ¿Luchas por ello?

—¡Por supuesto que lucho!

Lo de conseguirlo ya será otra cosa…Pero nunca pienso dejar de luchar.

Y no, no hablo de los muñequitos…

Hablo de mis guerreros, de mi nuevo mundo apocalíptico, de mi universo de palabras y papel ficticio.

Y busco fotografías en Pixabay, de esas libres de derechos, y cuelgo en mi Instagram una instantánea de un fiordo, así, para darme ánimos, por eso de que dice Jaume Vicent Bernat que soy la reina de las fotos inspiradoras para el Nanowrimo, de libretas chulas, cafés y eso, (para no decepcionar a mis pocos admiradores) pues me obligo a animarme, a sentirme optimista. Y Adrianna Dagmara me incita a viajar a Noruega, o a stalkear el campamento de Vikings en Irlanda, para ver lo que se cuece allí, y claro…

¡Eso ayuda un montón! Me vendría tan bien…Y la mente hace el resto. 

Mi mente locatis de escritora crea la magia, y me disfrazo a mí misma de shieldmaiden, y junto a Adrianna, que tiene escudo vikingo propio tatuado y que también participa en el Nanowrimo, nos vamos a vivir entre guerreros, a confraternizar.

Y no me siento tan sola, ni tan perdida, ni tan pequeñita allí, sentada en mitad de un embarcadero solitario de un fiordo que solo existe en mi cabeza.

Y así, con la tontería, he escrito unas 1023 palabras de artículo. Y digo yo, que si hubiera empleado estas energías en el Nanowrimo ya tendría medio día cubierto…pero soy un desastre, un auténtico desastre…tengo una capacidad innata para andarme por las ramas, soñar y dejarme llevar. Excepto cuando me acojono y tiemblo.

Tiemblo. Así que…

Warrior without a War?

Cry of the Black Birds?

Lady in Black?

Guardians of Asgaard?

Victory song?

Valhalla awaits me?

Burning Leaves?

Buena música, escudos, espadas, hachas, dagas…¡y a por las 50.000 palabras, Beks!


Y ahora mismo no sé si seguir gritando como una loca en plan vikinga cabreada o dejarme llevar por la melancolía celta del folk y relajarme, y...

A la mierda, Bekaaaa, a escribir! 

Pues eso que me voy a intentar escribir...

¿Vosotros en qué andáis?

¿Los Nanowriters estáis igual de desinflados que yo? (algunas ya lo han acabado, modo envidia sana hacia Raquel García Estruch aquí ;-))

Ains...en fin... Suspiro. Suspiro. Suspiro...

¡Un abrazote!

*Gracias a Adrianna por sus palabras y la compañía, porque aunque ella no lo sepa me está ayudando un montón a querer seguir tecleando este proyecto vikingo...