¡Queridos lectores!
Sigo con mi historia titulada: RAVENS!
He estado incluso trabajando nuevos capítulos, así que colgarla aquí de forma gratuita para vosotros, me está dando fuerzas para continuarla, así que creo que ha sido una buena idea mostrar esta locura registrada y olvidada desde hacía demasiado tiempo...
Incluso a momentos me cuesta reconocerme en el camino de palabras, sin embargo en el fondo vislumbró una parte de mí, de la antigua y más adolescente Rebeca, y esa sensación también me gusta.
Espero que los ojos lectores que pasean por aquí, estén disfrutando de la aventura...
4. LEE
Eran las dos de la tarde cuando Lee entró por la puerta de su casa. La mesa ya estaba puesta y sus padres le estaban esperando para comer. Todo estaba impoluto. Así era su madre, una maniática del orden que debía tenerlo todo en el lugar correcto, por eso no llevaba nada bien que su hijo no consiguiera seguir con su vida. No era así como tenía que ser y eso la frustraba.
Tras un breve saludo, corrió hacia el baño para lavarse las manos y refrescarse la cara. Al ver su imagen en el espejo no pudo evitar posar la yema de sus dedos sobre las ojeras violetas que decoraban sus ojos. Su pelo negro y su flequillo a lo emo ocultaban sus ojos la mayor parte del tiempo, pero cuando su piel blanca se reflejó en el cristal del baño, Lee fue consciente de que debía hacer algo por mejorar su aspecto y empezar a mirar hacia delante.
Se sentó apresurado para degustar la ensalada de lechuga con tomate y los macarrones gratinados que su madre había preparado. Estaba muy hambriento. La mañana de conversación con su amigo Andy bajo el sol aplastante le había dejado exhausto. Y era de la opinión de que con el estómago lleno todo se veía mejor.
Aún tenía los ojos enrojecidos de tanto llorar entre confesiones al silencio y sus padres se habían dado cuenta aunque se limitasen a observarlo en silencio. Sabían que cuando él quisiera hablar con ellos lo haría. Presionarle para que les hiciera partícipes de sus sentimientos lo único que conseguiría es que volviera a cerrarse de nuevo.
Lee fue el primero en abrir la boca para decir algo que sus padres no se esperaban.
––Sé que debería buscar por internet algún curso de dibujo o de diseño gráfico cerca del pueblo o en la ciudad… Y lo haré. Pero no quiero dejar el taller mientras tanto, papá.
––¡Me parece un gran paso hijo! Tú busca y si encuentras algo que te llame la atención nos lo dices, lo que tú decidas estará bien —dijo su padre.
––¡No queremos que abandones el taller Lee, lo que queremos es que inviertas tu tiempo en lo que te apasiona, que cultives ese don que decía Andy que tenías. Nosotros también creemos en ti y pensamos que puedes llegar lejos con el dibujo —se sinceró su madre mientras le acariciaba la cara con su mano derecha.
Lee sonrío con una pequeña mueca mirándolos a los ojos, incapaz de pronunciar una sola palabra.
––¡Quien sabe hijo, quizá algún día encuentres un trabajo en el que desarrollar tu arte! Eso te hará sentirte más completo, estoy seguro —inquirió su padre con voz sería antes de darle una palmada en la espalda.
Por mucho que le encantase tener a su hijo trabajando con él, la vida les había demostrado demasiadas veces que a veces era demasiado corta y que no hay que perder el tiempo postergando los anhelos y los sueños.
Lee volvió a sonreír antes de darles un abrazo a cada uno y siguió comiendo para después coger rumbo a las escaleras hacia su habitación.
Su madre, Angelique, miró a su padre sin poder evitar que unas lágrimas manchadas de rímel surcaran la piel de su rostro. A lo que su marido la contestó con una sonrisa seguida de unas palabras.
–– ¡Lo ves mujer, parece que empieza a despertar! ¡Hay caminos que él solo debe recorrerlos! ¡Ojalá encuentre algún curso o algo que le guste de verdad y le ayude a seguir avanzando!
Una vez en su habitación, tumbado sobre la colcha blanca de algodón, Lee abrió su diario y comenzó a escribir en él con tinta roja.
«¡Querido Poe!
Aquí estoy de nuevo un día más. Hoy hace dos años de la muerte de Andreas. He estado en el cementerio. Fui a llevarle flores y a hablar con él como cada domingo. Me duele no tenerle a mi lado, pero soy consciente de que de alguna manera sigue conmigo ayudándome. Haciéndome ver las cosas más claras. Hablar con él me ayuda a desahogarme y me clarifica las ideas. Incluso hay noches que sueño que es un pequeño cuervo que me persigue y me protege, guiándome en el camino.
He decidido buscar por internet algún curso de diseño gráfico o de dibujo. Se lo prometí a él hace mucho tiempo. Les acabo de dar la noticia a mis padres y me han dicho cosas que no esperaba. Ambos creen en mí, Andy creía en mí y sé que eso me ayudará a querer creer en mí mismo. A veces solo necesitamos que alguien crea en nosotros para sentirnos más fuertes y enfrentar aquello que nos aterra o nos hace dudar.
Me empiezo a sentir ilusionado y eso es algo que no me sucedía últimamente. Desde hace algunos años concretamente.
Hace meses que al hablar con Andy ya no nombro a su hermana, y eso quiere decir que mi corazón por fin la ha olvidado. Ha olvidado su traición y su abandono. Cuando la recuerdo, solo me vienen a la mente los buenos momentos que pasamos juntos, los momentos que pasamos los tres.
Dicen que cuando el tiempo sana las heridas, el olvido se lleva los malos momentos y la memoria nos presenta únicamente los buenos, esos a los que nos aferramos con la esperanza de que aparezcan otros que acumular y añadir a la lista. Quizá sea verdad.
Lo único que sé con claridad es que hoy dentro de mí está naciendo algo, a pesar de ser el aniversario de su muerte. Me siento más despierto, con más ganas de vivir, de cambiar, de evolucionar.
Incluso hablando con él le he susurrado que me encantaría conocer a una chica nueva, alguien con la que conectar de verdad, que me entienda, que comparta mis gustos, mis aficiones…Sería magnífico y un gran cambio, porque mi única novia, Ivanna, nunca compartió ni mi pasión por el heavy metal, ni por mi escritores favoritos, para ella solo era el atractivo pero excéntrico amigo de su hermano dos años mayor que ella.
Sé que posiblemente sea mucho pedir…pero…quien sabe, quizá algún día encuentro a esa chica. Entonces sería una buena oportunidad para permanecer despierto para siempre…
Voy a buscar por internet, ya te contaré.
Lee.»
Cerró el diario, lo guardó detrás de los libros de su estantería y acelerado encendió el ordenador para buscar algún curso.
No sabía que había varios cuervos atentos a sus deseos, unos escuchaban para después al día siguiente contar lo ocurrido, otros intentaban que fuese él quien escuchara.
Después de varias búsquedas sin nada que llamase su atención, el joven encontró unas clases particulares de dibujo artístico en la ciudad. Un profesor jubilado y pintor experimentado daba clases en una academia, a todos aquellos que quisieran acudir, tuviesen experiencia o no.
El curso era tres veces por semana, Lunes, Miércoles y Viernes, de cinco a siete de la tarde, por 50 euros al mes. Apuntó la dirección en un folio y bajó al salón para contárselo a sus padres.
¡Contadme qué os va pareciendo! ¿ok?
Y por si todavía no habéis comenzado a leerla, y queréis hacerlo por orden...
Fragmento 1:
http://rebekaoctoberwriter.blogspot.com.es/2016/02/ravens-comienza-mi-historia-por-entregas.html
Fragmento 2:
http://rebekaoctoberwriter.blogspot.com.es/2016/02/fragmento-2-de-ravens.html
Fragmento 3:
http://rebekaoctoberwriter.blogspot.com.es/2016/02/fragmento-3-de-ravens.html
¡Un abrazo!
Suscribirse a:
Enviar comentarios
(
Atom
)
Hola Rebeka,
ResponderEliminarOtro miércoles que me dejas con la miel en la boca. Estoy deseando que Lee comience las clases de dibujo y encuentre a esa chica. Y qué gran frase y tan certera:
"A veces solo necesitamos que alguien crea en nosotros para sentirnos más fuertes y enfrentar aquello que nos aterra o nos hace dudar."
Un fuerte abrazo ;)
Gracias por estar siempre ahí, Mireia!
EliminarEspero que sigas enganchada! Se avecinan buenos ratos en siguientes capítulos. ;-)
Un abrazo!
Muchísimas gracias por tus palabras, Nune. <3 Seguiré, que vosotras me leáis es el mejor regalo!
ResponderEliminarUn besazo.
Me alegra el corazón que Lee se lance a dar un paso adelante en su vida. Qué mejor oportunidad que con algo que le gusta y se le da bien... Y me han encantado sus padres, llenos de apoyo hacia él. Es un personaje adorable :)
ResponderEliminar