Hoy quiero hablaros de las crisis lectoras.
Esa ausencia de lecturas que a todos nos sacude
alguna vez.
¿La habéis sufrido? ¿Cuántas veces? ¿Por cuánto
tiempo?
Para mí es algo asfixiante el estar semanas o meses
sin leer. Sin ser capaz de empezar un libro y acabarlo.
No es que no lea.
Leer sí que leo. Relatos cortos, artículos de blogs,
primeros capítulos de novelas que son novedades y que aún no están a la venta.
Pero esa sensación de devorar una novela, de tener
las ganas y la necesidad imperante de terminarla para una posterior reseña para
el blog,…Buff…Últimamente no lo hago con la misma asiduidad que antes, estoy
muy parada, por no decir del todo, y ese hecho me está marchitando por dentro.
La Rebeca October bloguer está sufriendo mucho al no
engancharse a la lectura de los libros empezados.
Es como si algo dentro de mí se rompiera cuando no
leo a la velocidad que lo hacía antes. Porque como lectora empedernida soy
consciente de la historia que me estoy perdiendo, de la nueva vida que no
viviré a través de la lectura, del sueño de otra persona que no descubriré a
través de las páginas.
Y me siento mal, me agobio, me altera los nervios y
me hace sentirme rara.
—¡No tienes tiempo,
Beka! —me digo a mí misma, a ver si así me siento un poco mejor.
Y al reflexionar me doy cuenta de que sí, que de
verdad ya no tengo tanto tiempo para dedicarme a la lectura como cuando
devoraba las historias de mis autores preferidos.
Estoy demasiado centrada en el deporte y en la
escritura, en planificar mis nuevas locuras, y quizá por eso no acabo de volcarme
tanto en la lectura, quizá por eso no acabo los libros que empiezo.
Aunque a veces no sepa muy bien si es cuestión de
género, de no encontrar el libro adecuado o de falta de tiempo.
Pero en el fondo sé que son solo excusas, porque
cuando uno de verdad quiere leer un libro lo hace en cualquier lugar. O al
menos yo lo hacía. Con la tele encendida, en casa de mis suegros, de mi tía,
mientras el Sálvame atruena con su ronroneo. A altas horas de la madrugada
cuando todo está en silencio y los ojos me picaban tanto que acababa medio
ciega y llorando (pobres ojos miopes). Sí, esa clase de lectora he sido yo en
un tiempo pasado.
Por eso entenderéis que esta nueva Rebeca se sienta
un poquito desesperada por no leer lo suficiente. Por no conseguir engancharse
a la lectura. ¡Joder! (Perdón) ¡Que los libros son parte de mi vida! Las letras
son todo para mí, son lo único mío que me hacen ser quién soy.
Y entonces, al pensar con mente fría, caigo en una
especie de oscuridad.
En esa oscuridad he estado sumergida durante semanas,
meses. Sin saber si esta crisis lectora que estoy sufriendo es por falta de
tiempo, por cansancio debido al deporte o por aburrimiento de leer siempre el
mismo género o porque prefiero escribir a leer y simplemente es algo que tenía
que suceder.
Y cuando estoy a punto de volverme loca, cuando creo
que no encontraré respuesta a mis interrogantes, se me antoja un libro nuevo y ¿qué
sucede?
Lo devoro. Sí… LO DEVORO.
—Ya era horaaaaa…
Me siento en el sofá, respiro hondo, abro las
cubiertas y ya no puedo parar.
Capítulo a capítulo me voy sumergiendo en la vida de
la protagonista de la biografía. Porque sí, es una biografía, y yo no solía
leer estas cosas…
“Mi pelea/Tu pelea” de Ronda Rousey es mi nueva lectura y ya llevo más de 115 páginas. A
cada capítulo me engancha más.
Y es que a la Rebeca Fighter le encanta Ronda, pero
sobre todo, lo que me está encandilando es que es una historia de lucha
personal, de saber enfrentarse a las adversidades, de dar lo mejor de uno mismo
en cada situación, de crecimiento personal pero no en plan autoayuda sino
motivación y lucha de verdad.
Ya estáis tardando en buscar en Google quién es Ronda si no lo sabéis. Solo
os anticipo que es una campeona olímpica de yudo y luchadora de Artes Marciales
Mixtas que ha cambiado el mundo de la UFC. Pero su biografía merece tanto la
pena, para cualquier persona, que no solo os recomiendo que busquéis sobre
ella, sino que además os compréis el libro. Y al poder ser en papel, porque
cuando veáis el precio de la versión kindle
se os van a caer los ojos (estáis avisados).
Todo soñador, o emprendedor, debe leerlo.
No solo lo estoy disfrutando un montón, no solo me
está haciendo llorar, sentir y emocionarme como hacía mucho tiempo que no lo
conseguía una lectura…
Sino que además lo estoy llenando de post-its y eso, queridos lectores, es la
señal que necesitaba para saber que no importan las crisis lectoras mientras
haya libros que te sacan de esa oscuridad, de esa ausencia de letras.
Que no era algo que me sucedía a mí, sino que no
estaba leyendo los libros adecuados.
Una vez más tengo que reafirmar esa frase que
alguien dijo una vez:
“No escogemos los libros, son los libros los que nos
escogen a nosotros”.
Y esta biografía no podía llegar en el mejor
momento. En ese momento en el que estoy documentándome para una nueva locura,
en esta época de mi vida en la que estoy cambiando no solo por fuera, sino por
dentro, a nivel emocional y psicológico.
Porque hay decisiones que te cambian la vida, porque
todo puede cambiar en un momento, encontrar el libro que te saque de tu crisis
lectora, que te despeje dudas, es una de las grandes sorpresas de la vida y de
esos tesoros inesperados que te hacen sentirte bien y que te llenan de sonrisas.
Porque hay libros que además de gustarte, de
encantarte y de emocionarte, consiguen inspirarte.
No a nivel literario, únicamente, sino a nivel
emocional, espiritual. Y eso es mucho más importante.
Porque a veces las crisis lectoras son simplemente
el indicativo de que necesitamos cambiar de rumbo y probar aventuras que se
salgan de nuestras lecturas habituales. Porque a veces las crisis lectoras nos
explican que hay cambios que se suceden tan adentro, que aquello que
devorábamos ya no nos llena como antes, o que es bueno salir de nuestra zona de
confort durante un rato para después regresar con más ganas.
No penséis que por leer una biografía o estar
demasiado sumergida en el Kick ya no me van a gustar las novelas románticas o
eróticas ¿eh? Que eso también es parte de mí.
Simplemente a veces nuestro cuerpo nos pide leer
otras cosas…
Y vosotros ¿habéis tenido crisis lectoras? ¿Cuál ha
sido el libro que ha roto ese bloqueo? ¿Por qué os habéis sentido desligados de
las letras?
¡Contadme!
¡Un abrazo y
mil gracias por estar ahí!
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